Una vinculación con pertinencia local
Vivimos tiempos acelerados, con mucha incertidumbre, cambios vertiginosos, profundas desconfianzas y ansiedad por resultados inmediatos. Lo anterior incrementado en nuestro país por el estallido social y, a nivel mundial, por la pandemia y conflictos armados.
Estas situaciones nos golpean a todas y todos en el ámbito social, económico, sanitario y emocional, quebrando paradigmas que dábamos por sentados.
En materia de cambios, las instituciones de educación superior no han estado ajenas y los últimos 30 años han evidenciado una diversificación del sistema de educación superior, expresada en aumento en la matrícula, nuevos proyectos educativos y mayor cobertura geográfica.
La diversidad del sistema es una llamada a tomar mayor protagonismo en nuestra relación con el entorno, y la Vinculación con el Medio se posiciona como un mecanismo para contribuir a la construcción de puentes que faciliten el encuentro entre diversas miradas e historias de vida. Para esto, la pertinencia local y regional de las acciones desarrolladas cobra sentido en la medida en que reconocemos la identidad del espacio físico/geográfico en que nos situamos, valorando sus tradiciones, cultura, vida social y entorno económico (Echeverri, 2011; Fuster, 2016). Esto, nos permite movilizar activos del entorno próximo, establecer relaciones cooperativas de mutuo interés con diversos actores y abordar asuntos de equidad e inclusión social (Serrano, 2010).
Así, las iniciativas de vinculación con el medio promueven el desarrollo de experiencias de aprendizaje significativas, en las que estudiantes y docentes co-construyen acciones con pertinencia local y regional, generando beneficios positivos tanto para las instituciones de educación como para el entorno, recuperando la confianza a través de relaciones horizontales y sostenibles en el tiempo.
Muchas de las instituciones de educación superior, entre las que nos incluimos, hemos asumido la Vinculación con el Medio como una función misional -mucho antes que las normativas lo exigieran- por el valor que tienen para la calidad y formación de las y los estudiantes, y por el imperativo ético de estar involucrados en la solución de los problemas que aquejan los entornos en que se sitúan las instituciones.
Por otra parte, de esta conexión y retroalimentación, surgen conocimientos valiosos que pueden ser considerados como insumos al momento de actualizar perfiles de egreso, mallas curriculares y ajustar la oferta formativa a las necesidades actuales y futuras.
Este desafío no solo es un llamado a estar conectados con el entorno, sino también para hacerlo desde una acción con fuerte pertinencia local, en donde las instituciones seamos capaces de definir nuestro radio de impacto e involucrarnos con el entorno para intencionar y promover relaciones, transformándonos en actores sociales activos de este espacio, enriqueciendo la participación, el involucramiento y el fortaleciendo de las alianzas públicas y privadas.
Nicolás Gagliardi Javier García
Director Nacional de Vinculación con el Medio AIEP Jefe de Contribución y Pertinencia Local
Referencias
Echeverri, Rafael. Reflexiones sobre lo rural: economía rural, economía de territorios. En: DIRVEN, Martine, et al. Hacia una nueva definición de «rural» con fines estadísticos en América Latina. Santiago, CEPAL. 2011. P. 13-20.
Fuster, Xenia. (2016). La histórica deuda de las políticas sociales: pertinencia territorial.: El caso del programa habitabilidad, Chile. Revista INVI, 31(86), 61-88. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-83582016000100003
Serrano, Claudia (2010). Política de desarrollo territorial en Chile. RIMISP – Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural